martes, 7 de diciembre de 2010

"on&on" o la belleza de un instante


En un mundo donde todo está monitorizado, donde todo parece estar bajo control, hay cosas que se nos escapan de las manos. Como el tiempo, que se desliza, silencioso, entre nuestros dedos. Tempus fugit, ergo carpe diem!!

La magnífica y sorprendente exposición de la Casa Encendida (hasta el 16 de Enero de 2011), bien podría haberse subtitulado "La belleza de un instante", o "La magia de un instante". Comisariada por Flora Fairbairn y Olivier Varenne, la muestra reune la obra de 14 artistas de distintas generaciones y nacionalidades. Bajo el hilo conductor de lo efímero en el arte, cada uno de éstos nos ofrece su personal interpretación de la brevedad de un instante, de una sensación, de la vida misma. 

Hay obras que mutan con el pasar del tiempo, por lo que la espectador que acuda en diferentes momentos podrá observar los cambios. La cripta de Michel Blazy alude a la duplicidad e inseparabilidad de la vida y la muerte: el esqueleto, realizado con harina y huevo, está destinado a desaparecer, consumido por los microorganismos que pueblan el sepulcro. "Dowtime", la instalación de Claire Morgan realizada con fruta fresca, se refiere tanto a la idea de parar el tiempo, como al paso de éste: la imagen es un instante congelado, pero las fresas, que a la apertura de la exposición colgaban frescas, están ahora podres.  "The Conference", de Steiner and Lenzlinger, se plantean si la tecnología nos domina a nosotros o somos nosotros los que la dominamos a ella: los cristales, metáfora de nuestra conciencia, van creciendo hasta invadir todo el espacio de la mesa de reunión, poblada de ordenadores portátiles y de teléfonos móviles. 

Hay otras obras (las más bellas, en mi opinión) que capturan un instante. Me he quedado literalmente fascinada contemplando, o mejor dicho, adentrándome, en "In silence", de Chiaru Shiota, instalación donde se percibe el acusado sentido estético propio de la cultura nipona. Al traspasar la puerta de cristal, se accede a una gran sala blanca, con el característico entramado de lana negra de la artista, similar a una tela de araña que nos atrapa. Shiota congela un recuerdo de su infancia: un piano quemado que se ha quedado mudo. Ante un público de sillas quemadas que esperan, en vano, el comienzo del espectáculo, la artista recurre a las cuerdas negras para dibujar el sonido del piano, para devolverle la voz. Onírica la sala donde comparten espacio Anya Gallaccio y Tino Seghal: entrar en ella es como hacer una inmersión en una película de David Lynch. (Evito entrar entrar en detalles para no privar de la sorpresa a quien aún no haya visto la exposición). Céleste Boursier-Mougenot nos ofrece una prodigiosa experiencia multisensorial, con un delicioso grupo musical de pájaros diamante mandarín que tocan diferentes instrumentos: los músicos de la naturaleza haciendo música instrumental para el deleite del espectador de tan inusual performance.

Se sale de la exposición con la sonrisa en los labios y la impresión de haber vivido un instante mágico. Y uno se propone romper de vez en cuando con el frenesí del mundo moderno para prestar más atención a las pequeñas cosas y saborear los momentos. Porque cada momento es único.

jueves, 4 de noviembre de 2010

El tormento y el éxtasis de Michelangelo. La gloria y el éxtasis de quienes visitan la Sixtina

http://www.vatican.va/various/cappelle/sistina_vr/index.html

Cuando, finalmente, conseguí realizar mi sueño de visitar la Capilla Sixtina, las lágrimas de emoción asomaban a mis ojos. La frecuencia con que este "capolavoro" del arte mundial se representa, tanto en reproducciones, como en libros, revistas, cine, etc,...hacían que el ciclo de frescos más impresionante del mundo, el trabajo en el que el gran genio florentino se dejó (literalmente) la salud fueran algo extremamente familiar para mí. Un poco como sucede con NY, que aunque no hayamos estado nunca nos da la impresión de haber recorrido sus calles y haber visto su elevado perfil vertical una infinidad de veces.
Pues bien, retomando el hilo del discurso, el día que emboqué los inmensos Museos Vaticanos y estaba a punto de penetrar en ese pequeño cofre colmo de arte que es la Sixtina (cuya arquitectura evoca el Templo de Salomón), sentí un hormigueo de emoción similar al que uno nota cuando está enamorado. En realidad, no es algo de extrañar, pues mi gran amor, mi pasión, es el arte.
Traspasé el umbral que daba acceso y allí estaba, en todo su esplendor tras la última restauración, el magistral e inigualable ciclo de pinturas.  Botticelli, Perugino, Ghirlandaio....Y Michelangelo, el gran Michelangelo, que quién sabe cuánto habrá amado y odiado el ingente y arduo trabajo de decorar metros y metros cuadrados con escenas bíblicas, trabajo que le supuso un sacrificio casi religioso.
¡Lástima que nuestro cuello no sea telescópico y que no podamos acercarnos para ver al detalle sus pinturas! Abandoné la capilla a desgana, pues deseaba quedarme allí para siempre o, al menos durante unas cuantas horas o días, para impregnarme de tanta belleza, para aprehender cada mínimo detalle (y con dolor de cuello a fuerza de haber estado largo rato mirando hacia arriba).
Hoy, gracias a las nuevas tecnologías, podemos "viajar" a la Capilla Sixtina y emocionarnos contemplando al detalle su magnífica decoración.

lunes, 25 de octubre de 2010

¿Creéis en la magia?

Durante muchos años hemos visto  el circo como algo decadente, con payasos tristes de trajes raídos y animales enjaulados, famélicos y maltratados, con carpas polvorientas y ajadas. Luego ha llegado el circo contemporáneo, que como un soplo de aire fresco ha restituído todo su esplendor a este espectáculo para niños y grandes: los vestuarios se han vuelto fabulosos, las músicas creadas ad hoc como parte integrante del espactáculo, los números mágicos, capaces de emocionar al más ferviente detractor del circo. Empezé a amar esta forma de arte con el Cirque du Soleil, que nos regala siempre momentos de indescriptible belleza y emoción y me hacen sentirme una eterna niña que mira boquiabierta el universo mágico que se desarrolla bajo enorme  carpa blanca circense. Mi pasión por el circo contemporáneo se ha reafirmado tras ver PSY, de Les 7 doigst de la Main y ahora descubro esta nueva y maravillosa compañia: el Cirque Eloize.
Nebbia, o cómo la belleza puede emocionar hasta las lágrimas...El Cirque Éloize, en colaboración con el Teatro Sunil, nos regala un espectáculo sublime, de una perfección estética que consigue tocar el alma y el corazón, esas partes del ser humano destinadas a sentir.
Nebbia (Niebla en italiano) habla sobre eso: la niebla. Ese fenómeno atmosférico que nos hace percibir las cosas de otra manera, de un modo casi irreal, que desdibuja los contornos y nos da la impresión de vivir un sueño. Un sueño bellísimo.  La belleza del circo contemporáneo ha logrado despojar al circo de su capa de caspa, de tristeza y decandencia, para restituírnoslo en pleno esplendor, más bello que nunca. Como decía, Nebbia logra la perfección estética: con unas coreografías maravillosas ejecutadas a la perfección, una escenografía y una música mágicas, que recuerdan a las películas de Fellini, logran sumergirnos en el fantástico universo ideado por Daniele Finzi Pasca.
Uno sale del teatro con el corazón sonriendo. En este mundo con frecuencia tan feo, tan lleno de miserias y desgracias, es de agradecer que aún existan cosas capaces de devolvernos la capacidad de soñar.
http://www.cirque-eloize.com/en/shows/nebbia