¿Quién no desearía detener el tiempo para perpetuar al infinito un instante de felicidad? Capturar un momento alegre, despreocupado. Convertirse en el guerrero que preserva y protege un delicioso lapso de júbilo frente al cruel e inexorable tiempo, que tan rápido nos lo arranca de las manos.
La expresión francesa "la joie de vivre" define a la perfección la sensación que transmiten las fotos de Jacques Henri Lartigue, que se pueden ver en CaixaForum Madrid hasta el 19 de Junio. Sus bellísimas fotografías son una invitación al disfrute de la vida, a la ligereza, a la diversión, a la amistad y al amor, a los pequeños placeres que hacen que nuestra existencia sea más liviana.
Jacques Henri Lartigue se inició en el arte de la fotografía con sólo seis años, de la mano de su padre, fotografo aficionado, quien dos años más tarde le regaló su primera cámara fotográfica. A partir de ese momento, el capturar la vida se convirtió en una suerte de deliciosa obsesión para Lartigue que, además de ir siempre acompañado de una cámara fotográfica, escribió a lo largo de toda su vida un diario en el que dejaba constancia, no sólo de todo cuanto hacía, inclusive algo aparentemente tan poco relevante como es dormir, sino también del tiempo atmosférico.
Lartigue, hedonista y amante del lado lúdico de la vida, convierte también en juego la fotografía: experimenta y descubre encuadres diferentes, motivos. Quiere captar todo lo que le produce dicha y le pone de buen humor: los coches, los deportes (en estos años el deporte se puso de moda entre las clases acomodadas), las mujeres, los viajes...Le fascina capturar a las personas saltando, plasmar ese momento en que nos queremos asemejar a las aves, en que nos convertimos casi en algo etéreo y libre. El salto, el levantar nuestro cuerpo en el aire, alzando los pies del suelo, es lo contrario a tener los pies en la tierra: saltar es dejar de lado la sensatez y racionalidad para dejarse embriagar por una apasionada ligereza.
Viendo sus fotografías uno se da cuenta de que Lartigue fue, sin duda, un privilegiado. De familia acomodada, tuvo al alcance de la mano todo lo necesario para poder disfrutar al máximo de la vida y de sus placeres. Hay, sin embargo, muchas personas que tienen igualmente una vida regalada y no saben apreciarla. Lartigue, por el contrario, degustó la vida al máximo; sonrió a una existencia que le sonreía.
Este gran amor por la vida, le llevó a desear conservar cada momento. Cuando recibió su primera cámara fotográfica, de hecho, Lartigue afirmó: "Podré fotografiarlo todo. Todo. (...) Ahora quizás ya no me entristezca regresar a París porque podré llevarme los retratos del campo". ¿Y quién de nosotros no desea congelar un instante feliz, un lugar especial para nosotros, una persona querida? Lartigue lo hace y, gracias a este deseo suyo de eternizar lo efimero, nos vemos contagiados de su misma alegría y pasión por la vida.
Blog sobre arte y cultura: reseñas de exposiciones, espectáculos teatrales, películas...Lo bello nos emociona y transporta. ¿Te animas a dejarte llevar por mis palabras?
sábado, 30 de abril de 2011
domingo, 10 de abril de 2011
Hay una vez El Circo...

...que alegra siempre el corazón...Osea, el Cirque du Soleil, el circo de los circos contemporáneos. Hay diversos y muy buenos, pero ninguno consigue transportarte al candor y a la ilusión de la infancia como el Cirque du Soleil.
El simple gesto de cruzar el umbral de la puerta de acceso, para adentrase en el gran chapitel, es mágico. Nada queda de las carpas casposas y depresivas de los circos de antaño; todo es belleza y elegancia, todo es etéreo y, contemporánemente, lleno de fuerza y energía.
Incluso cuando el argumento de Corteo es la muerte, el circo está lleno de vida y color. Corteo (cortejo en italiano) representa el funeral de Mauro, el payaso muerto, quien vive su cortejo fúnebre y se muestra lleno de vida en el limbo. Sus amigos le rinden un tributo lleno de júbilo y hacen al espectador partícipe del mismo. La alegría de la que dotan a un evento tan trágico como es la muerte, hace que al evocarla me venga a la mente Il Carrozzone, di Renato Zero, que se despide de la existencia entonando un "bella è la vita che se ne va¨.
Corteo te hace reír y llorar, te conmueve y emociona. Creo que con este espectáculo el Cirque del Sol ha alcanzado la perfección. Lo considero el mejor de cuantos he visto.
Como siempre, uno sale de la sala con la sonrisa grabada y el corazón sonriendo. Gracias por regalarnos tanta magia y belleza.
http://www.cirquedusoleil.com/es-es/shows/corteo/show/about.aspx
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