miércoles, 7 de marzo de 2012

"The artist", la obra maestra reconocida

"The Artist" enamora, fascina, encandila. Es diferente, delicada, divertida, sensible, bellísima. Faltan las palabras para describir esta obra maestra. O, para ser más precisos, sobran: "The Artist" es, de hecho, paradigma de la frase "una imagen vale más que mil palabras".

Michel Hazanavicius, director y guionista de la película llevaba años soñando realizar una película muda. Al hacer, finalmente, realidad su sueño, Hazanavicius ha logrado hacernos soñar a todos, transportarnos a otra época. Un tiempo en el que había menos medios y más imaginación, en la que ir al cine se convertía en un acontecimiento excepcional, en el que los actores protagonistas eran galanes y las actrices rezumaban glamour y charme. 

Viendo la película me ha entrado una gran melancolía. Me ha venido a la memoria cuando en mi ciudad natal, Gijón, acudíamos al cine e íbamos al María Cristina, al Robledo o al Arango. Cuando veíamos las películas en cines históricos, con encanto y personalidad y donde te sentías importante si tu localidad estaba situada en los palcos. En este caso, cualquier tiempo pasado sí fue mejor y, lo confieso, me habría encantado que hubiesen sobrevivido los cines de antaño, tristemente sustituídos por anodinas salas carentes de personalidad y estilo, con frecuencia situadas en centros comerciales.

"The Artist" ha sido para mí una gratísima e inesperada sorpresa. Excelente guión, dirección e interpretación impecables, una estupenda banda sonora y algunas escenas que creo pasarán a la historia del cine. Jamás escuché tanto silencio en una sala cinematográfica, tan atrapados como estábamos todos los asistentes. Durante 98 deliciosos e inolvidables minutos, nos transformamos en el público de los felices años 20 y los no tan felices años 30, reímos, lloramos y nos dejamos seducir por esta maravillosa película. Tan inmersos estábamos en ella que, como se hacía en pasado, aplaudimos emocionados con el "The End".