El gran lirismo y belleza de las imágenes y la música sublime de la Pasión según San Mateo, de Bach, contrastan con el pesimismo del mensaje que transmite el video de animación. Delicada y potente al mismo tiempo, hermosísima y carente de esperanza, la obra dialoga con la historia del arte occidental. Los dibujos se inspiran en Miguel Ángel -Juicio Final, Piedad- y en Friedrich -Viajero en un mar de niebla- y narran la irremediable caída del ser humano.
Un hombre que, como un funambulista, camina entre dos rascacielos, metáfora de la contemporánea lucha por la supervivencia; un portaaviones; el fondo del mar como purgatorio y, finalmente, la Piedad. La Piedad, que claramente evoca la de Miguel Ángel, no sigue la tradición cristiana; toma de ésta el símbolo, del que hace una nueva lectura. La Piedad es ahora masculina, es un hombre quien sostiene en su regazo el cuerpo yacente, que se atomiza, desaparece. Por momentos pensamos que podría haber una redención a través de la belleza, pero no es así. No hay salvación ni resurrección; la ilusión se desvanece en las manos de quien sostiene al irredimible ser humano, o a lo que queda de éste.
Desilusión por lo que pudimos ser y no fuimos. Nos quedamos en nada, preguntándonos quiénes somos.