Al Palacio de Cristal del Retiro, uno de mis lugares preferidos de Madrid y que alberga exposiciones de arte contemporánea con frecuencia excelentes, le faltaba, sin embargo, algo. Y Dominique Gonzalez-Foerster ha sabido restituírselo, dotándolo de mayor magia y encanto, si cabe. La artista francesa, que asegura no estar ya tan interesada por los cubos blancos, ha comprendido a la perfección el Palacio de Cristal: su intervención artística transforma esta arquitectura de hierro y cristal, ya de por sí bellísima o, mejor dicho, descubre su verdadera esencia, pues bien parece que el Palacio hubiese sido creado para esta obra. El edificio decimonónico, construido con ocasión de la Exposición de las Islas Filipinas y deudor del londinense Crystal Palace de Joseph Paxton, mira ahora a su pasado y, émulo de los balnearios de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, invita a la relajación y a la calma, al recogimiento.


La obra de Gonzalez-Foerster nos permite alejarnos del mundanal ruido, dejar de lado los teléfonos móviles y demás tecnologías, olvidar por un momento las prisas y relajarnos, abandonarnos totalmente al dolce far niente y salir de allí como regenerados, deseando que esta instalación efímera permanezca para siempre en este lugar.
Dominique Gonzalez-Foerster, Splendide Hotel. Palacio de Cristal del Retiro.
Hasta el 19 de octubre de 2014
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